Natalia Tricheri es la ex directora del Instituto de
Rehabilitación del Adolescente y actual coordinadora de los programas e
instituciones dependientes del Irar, en la zona sur. A pesar de haber abandonado la
dirección del establecimiento, aún desempeña determinadas funciones bajo esa designación,
puesto que la transición en cuanto a cargos y gestiones, todavía no está
terminada.
En este sentido, es la voz de Tricheri, palabra autorizada a
la hora de indagar en las realidades del Irar y en esta oportunidad, procuró
brindar su versión de los hechos…
En un contexto donde el Instituto se encuentra muy demonizado, ¿qué
podría decir usted respecto de los pro y los contra del lugar?
Los contra, el
edificio. Tenemos un edificio que se abrió en el año 1999, pero fue pensado
como una cárcel, entonces acarrea limitaciones a la hora de desarrollar las
cuestiones institucionales que tienen que ver con lo estructural.
Los pro tienen que ver
con el proyecto institucional que se está llevando adelante hace ya dos años,
se podría decir, donde se fortalecieron distintos ejes como la educación, todo
lo que tiene que ver con la inclusión socio educativa.
El edificio no es el ideal,
en este momento estamos mejorando las cuestiones edilicias, dentro de lo que se
puede, y se trabaja para mejorar las prácticas. Es una cárcel, los chicos están
presos, el encierro daña, entonces para reducir estos daños llevamos adelante
un proyecto institucional que tiene como ejes, siempre lo que tiene que ver con
la garantía del egreso. Lo cultural, la educación, la alimentación, la salud.
Todo lo que tenemos que garantizar mientras el juez decide que el menor debe
estar acá.
¿Cuáles son los objetivos que le gustaría alcanzar?
Desde la dirección me
gustaría seguir fortaleciendo el camino por el que venimos. Para nosotros el
tema de la educación es muy importante. Hace un par de años los chicos tenían
un par de horas de clase y la educación era como algo más; hoy el viraje que le
dimos es justamente esto, que el eje ordenador del Irar sea la educación. A los chicos cuando ingresan se les notifica que la educación es un derecho, pero que
también una obligación y la idea es fortalecer y profundizar aún más esto,
en el marco de un proyecto pedagógico, dentro de Irar. Así que todas las
actividades, talleres y todo lo que se haga con los chicos, se incluye dentro
de este proyecto.
¿Se están llevando adelante mejoras en cuanto a infraestructura? ¿Hay
una solución sobre el caso puntual de la escasez de agua potable?
Sobre el tema del
agua, se amplió la red de agua potable para que llegue a algunos sectores de
alojamiento y se hicieron obras de pintura, de electricidad, todo lo que tiene
que ver con el cableado, la instalación de dispenser en algunos sectores, de
agua caliente y demás. Es una primera etapa de obras que será continuada por
una segunda etapa, modificando espacios que necesitamos para el desarrollo de
actividades.
Durante el transcurso de la entrevista Tricheri se mostró
serena, aunque un tanto evasiva. Era evidente que su labor era mostrar una Institución
donde no todo está bien, donde hay falencias y errores por corregir; pero que tampoco
está tan mal. Sus palabras dejaban entrever un halo de resignación, donde la realidad
evidente no podía taparse con un dedo, pero a raíz de ello, todo estaba en
proceso de mejorar. Todo, ‘en proceso’...
¿Cómo es el trato del personal penitenciario para con los menores
apresados?
Nosotros tenemos
personal del servicio penitenciario, porque nuestra gestión es mixta. El
servicio penitenciario se encarga de todo lo que tiene que ver con la seguridad
y el área civil se encarga de todo lo que tiene que ver con el acompañamiento
de los chicos, lo asistencial, lo recreativo, lo convivencial, la salud, la
comunicación con los juzgados.
El servicio penitenciario sólo se ocupa de lo
relacionado con la seguridad de los menores, el traslado, los permisos, todo lo
que tengan autorizados los chicos y que requieran medidas de seguridad.
¿Considera que el establecimiento cumple su función rehabilitadora y
en pos de la reinserción de los menores?
No, en realidad los
chicos acá están presos. Al estar presos nuestra tarea es garantizar sus
derechos, pero la cárcel no tiene una función rehabilitadora o de recuperación.
De hecho, en lo que tiene que ver con los menores de edad, la privación de la
libertad debería ser la última instancia y extenderse la menor cantidad de
tiempo posible.
¿En qué quedó la posibilidad de un cierre de la Institución?
Sobre el tema del
cierre, creo que acá hay una confusión. Una institución de puertas cerradas,
siempre va a existir, por una cuestión legal. Siempre debe estar habilitado un
lugar para alojar a personas con causas graves. Entonces no se habla de un
cierre del Irar, sino de un cierre del edificio. No es que no va a existir más
el Irar.
Por ahí cuando se habla de eso en los medios o cuando alguna gente lo toma, se tiende a pensar que no va a existir más una cárcel de menores, pero el proyecto es un nuevo edificio. Porque un lugar para la privación de la libertad, tiene que haber.
Igual, la idea es fortalecer lugares a puertas abiertas o programas donde los chicos puedan estar en libertad pero respetando sus respectivos programas, y no presos. Que el Irar funcione con la menor cantidad de plazas posibles y que los chicos judicializados puedan transitar o estar en otras instituciones que no provoquen los daños que genera el encierro. Nosotros tenemos hogares de puertas abiertas, por ejemplo, donde los chicos, si se van de ese lugar tienen una fuga, pero que tiene sus beneficios porque no están tras una reja. Entonces, la idea es fortalecer eso, que Irar sea la última instancia.
Por ahí cuando se habla de eso en los medios o cuando alguna gente lo toma, se tiende a pensar que no va a existir más una cárcel de menores, pero el proyecto es un nuevo edificio. Porque un lugar para la privación de la libertad, tiene que haber.
Igual, la idea es fortalecer lugares a puertas abiertas o programas donde los chicos puedan estar en libertad pero respetando sus respectivos programas, y no presos. Que el Irar funcione con la menor cantidad de plazas posibles y que los chicos judicializados puedan transitar o estar en otras instituciones que no provoquen los daños que genera el encierro. Nosotros tenemos hogares de puertas abiertas, por ejemplo, donde los chicos, si se van de ese lugar tienen una fuga, pero que tiene sus beneficios porque no están tras una reja. Entonces, la idea es fortalecer eso, que Irar sea la última instancia.
Fabián...
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