sábado, 17 de agosto de 2013

El enano

Mi vieja estaba preparando un guiso de lentejas cuando salí con las estampitas a buscar el pan. Que grande la vieja, se rompe el alma por nosotros dos. Sale con el carrito todas las mañanas, con mi hermanita a cuestas, y se recorre la ciudad de punta a punta juntando papeles y cartones por dos pesos miserables. No sé qué es peor, si el verano o el invierno. Ese carro pesa demasiado, aunque más le pesa la vida.  

Ahora está juntando las monedas en una botella de plástico, para comprarme un par de zapatillas blancas que vio en una vidriera de calle San Luis, odia que ande con los dedos afuera. Ya le dije, que en vez de zapatillas compre la estufita que tanta falta nos hace, el ranchito es helado y el frío insoportable. Pero es dura como piedra, así que me voy a juntar la plata y me las compro sólo.

Hoy el día está bravo, hay mucho viento y en la calle poca gente. Las mujeres están muy metidas con el tema del Papa, pero sólo me quedan estampitas de María y San Cayetano, así que la venta es poca. Hace tres horas que estoy en la esquina de Corrientes y Córdoba, pero apenas junté veinticinco pesos, no me alcanza para nada.

Aquel hombre de bigotes parece bueno, le voy a ofrecer a ver qué pasa. Le pregunto y me contesta con una mirada que da miedo, me echa como un perro. ¿Quién se cree que es? Yo le hablé siempre con respeto. Encima tiene la billetera llena de billetes y se escucha cuando camina, el ruido de las monedas que le bailan en el bolsillo. A este maleducado le sobra la plata.

Y si… ¡no! mi vieja me mata. Pero si le digo que la gané con las estampitas, capaz me compro las zapas y ella puede usar lo que ahorre para otras cosas, a lo mejor hasta le mete carne al guiso. ¡Mmmm! a ésta hora ya tengo hambre. Ya fue, yo me mando, una vez no pasa nada y además este viejo es una mala persona, se lo tiene merecido. ¿Pero cómo hago?

Ya está, se da vuelta y le saco la billetera. Dale enano, anímate, por tu familia dale... ¡No! Justo me ve el policía cuando le meto la mano en el bolsillo. ¿Ahora qué hago? ¡Por favor oficial, no me lleve, mi mamá me va a matar! ¡qué vergüenza! ¡Por favor, no le cuente! ¿Por robar una billetera me van a encerrar en un chiquero? ¡Si no tengo antecedentes! ¿Me van a tratar bien?. 

Dios, ayúdame por favor, quiero salir. No puedo seguir acá adentro, me pegan mucho, mi vieja está sufriendo, extraño a mi hermanita. Me arrepiento, me arrepiento de lo que hice, quería ayudar a mi mamá. Mi papá nos dejó, ¿que más podía hacer? Sácame de acá Dios, nadie me habla, prefiero morirme antes que estar acá adentro. Si me faltan unos días para cumplir los dieciséis, como no tengo documento nadie me cree. Voy a trabajar para devolver lo que no pude robarle al tipo, pero por favor, que me perdonen. No aguanto más, me quiero morir…

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